El universo empresarial que envuelve o deriva de un ser social, tiene a cargo u obligación moral de reparar y satisfacer un daño. Concentrando su atención en el respeto por los seres humanos, la comunidad y el medio ambiente, asociando la consecuencia del hábito al integrar y promulgar iniciativas de conciencia social.
Esto último, resuena con aire de pubertad, grosero y poco delicado al desentenderse del daño o que es peor aún, pretender aparentar lo que no existe en su nivel de enseñanza. Es sencillo mezclar harina con porotos, lo complicado es volver a separarlos.
Debieramos retomar y asimilar el nivel discursivo, como ciudadanos abiertos al consumo, respondiendo por este exceso y la ligereza desentendida de la proliferación de nuestros residuos.
La alerta es generalizada al convivir con la ignorancia y ser regidos por inexpertos, al pretender fijar el rumbo de relación empresarial con incontrolables leyes de papel, una vez más, la copia feliz del edén.
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La Familia es la madre de toda empresa, fijando su patrimonio en la competencia valórica y estímulo social.
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1 comentario:
fuerte lo tuyo.....
al que le venga...que se lo ponga....
me parece.
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