Vida, a costa de ...

... los seres más democráticos del planeta.
Esa excelente asimilación de moro con nuestro programa social, sagazmente publicado con el uso de la razón en este indeterminado espacio, pone al descubierto lo canalla y corruptos que podemos llegar a hacer y cosquillea el tan solo pensar si realmente logramos alcanzar la prioridad de nuestras vidas o mediocrizarlas creyendo como corderos degollados que aún quedan restos de sangre para continuar, ¿porqué?, si está al frente nuestro y depende tajantemente de los niveles de determinismos que queramos aceptar. Las máquinas se alimentan por patrones definidos, el alma requiere de mucho más, de un poder sin límites, desclasificado y descalificado, portadora de su auténtica verdad.

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